Crónica de Victoria López
Ésta del 2012 ha sido la octava edición del Desierto de los Niños, pero nosotros hemos tenido el placer de acompañar a la organización en seis ocasiones, los últimos cinco años como responsables de uno de los grupos.
Antes de nada voy a presentarme, yo soy Victoria, que junto con Vicente y nuestra hija Silvia, viajamos en el coche nº 7. Tenemos dos cometidos, dirigir al grupo 2, además Vicente es también el responsable mecánico de toda la expedición.
Que seamos multirreincidentes en esta maravillosa aventura es debido a que cada uno de los viajes que hacemos a Marruecos tiene para nosotros un encanto especial, pero sobre todo, el Desierto de los Niños es el que cuenta con una mayor dosis de emoción. Es realmente conmovedor ver las caras de nuestros niños y de los no tan niños que llegan a Marruecos por primera vez y que se encuentran sorprendidos, no solo por los increíbles paisajes, sino también por la cordialidad con la que se nos recibe por donde pasamos.
En esta ocasión el punto de encuentro ha sido el puerto de Tarifa, donde teníamos la posibilidad de embarcar a distintas horas de la tarde, pero siempre arropados por responsables de la organización para ayudar en los trámites de embarque
La travesía es corta, menos de una hora, que aprovechamos para sellar nuestros pasaportes, por lo que una vez que hemos desembarcado sólo nos quedan los trámites aduaneros relativos a la importación temporal de nuestros coches.
Una vez que hemos salido del puerto, y dejado atrás la ciudad de Tánger, no tardamos demasiado tiempo en llegar al hotel donde vamos a pasar nuestra primera noche en Marruecos.
Realmente fue a la mañana siguiente cuando se produjo el primer encuentro del grupo al completo en un briefing general donde a cada uno de nosotros se nos iba a asignar a los que serían nuestros compañeros de viaje para el resto de la travesía. En total somos 38 coches que se dividen en cinco grupos, tres de ellos, dirigidos por Nacho Salvador, Federico Granda y Luis Granda, en los que viajan adultos y un total de 35 niños menores de 14 años; mientras que los otros dos grupos, en los que no hay niños, están dirigidos por Lucas Cruz y por nosotros. En nuestro grupo no llevamos niños, pero sí una buena pandilla de jovencitos, siete en total, entre los 14 y los 20 años, además de Javier de 11 años, que ha preferido no separarse de su hermano mayor e integrarse en uno de los grupos de los “mayores”.
Antes de salir del hotel también se produce un primer briefing de los monitores con los niños que sirve sobre todo como presentación de Noelia, Patricia, Ainhoa, Patricia y Carlos, además también se dan unas pautas generales de las actividades con los niños que se llevarán a cabo durante toda la semana.
La jornada transcurre sin incidencias, prácticamente todo el día circulando por autopistas, para más tarde, y siempre por carretera, llegar hasta Midelt, ciudad situada en el Alto Atlas, donde está previsto que pasemos la noche.
Aparte de la parada necesaria a la hora de la comida en un área de servicio antes de dejar la autopista, sólo nos detenemos una vez más en el corazón del Bosque de Cedros del Medio Atlas.
Nada más pasar la población de Azrou, cuando hemos terminado la ascensión, nos encontramos con un área recreativa con puestos de vendedores de objetos de madera de cedro tallados y de minerales, además éste es el lugar donde aparecen los monos siempre dispuestos a que los turistas les den algo de comer.
Después de la parada en el bosque de Azrou no volvemos a detenernos hasta llegar, a buena hora de la tarde, al hotel Taddart de Midelt, hotel muy nuevo, de estilo marroquí, que es muy cómodo para que los niños realicen allí sus juegos. Cuando llegamos los monitores tienen ya preparadas las primeras actividades para ellos, se trata de taller de dibujo, el paracaídas y después en la “minidisco” a bailar todos...niños y mayores.
La mañana siguiente amanece con bastante frío y con nubes que amenazan lluvia. Está previsto que ascendamos por una pista para llegar a la cima de un puerto a casi 3.000 metros de altitud y que, una vez que hayamos descendido por la otra vertiente, nos llevará directamente hasta las Gargantas del Dades. Todo dependerá del estado de la pista, ya que si ha llovido mucho probablemente no podamos subir por ella y tengamos que llegar hasta Boulmane Dades por la carretera.
Cuando el primero de los grupos llega a Agoudal, se enteran de que la subida está cortada debido a las intensas lluvias que han caído en los días anteriores, por lo que no queda más remedio que tomar la alternativa que teníamos prevista y dirigirnos por carretera hasta Tinerhir una vez pasadas las Gargantas de Todra, y llegar hasta nuestro destino en Boulmane Dades.
Parece que nuestra dosis de aventura para el día de hoy ha acabado pero estamos equivocados, ya que por carretera tenemos que ascender el Tizi-Tirherhouzine, de 2.700 metros. Según nos vamos acercando a la cima la lluvia se va convirtiendo en grandes copos de nieve que van dejando la carretera totalmente blanca. ¡Quién podría imaginar que en
Marruecos y en el mes de abril nos íbamos a encontrar con la nieve!
Bueno, pues después de la nieve nos va a llegar el agua. Una vez que descendemos el puerto y antes de entrar a las Gargantas de Todra, toda la lluvia que ha caído más arriba hace que tres tramos de la carretera estén totalmente inundados. Sin embargo, y una vez que se ha comprobado que no hay problema para pasar, se atraviesan sin demasiada dificultad.
Al final hemos cambiado la visita de las Gargantas del Dades por las Gargantas de Todra, espectaculares sobre todo por el agua que nos ha caído.
Según van llegando los niños al hotel, el estupendo Xaluca Dades, se van sumando a las actividades programadas para ellos por los monitores. Para la tarde de hoy el “juego del loco” y minidisco para bailar. Mientras tanto los padres y madres pueden aprovechar el magnífico spa del hotel, con sauna, hammam, masaje….
Después de la cena, también los adultos tenemos dos actividades….. Inma nos enseña varias formas de colocarnos el che che (turbantes que llevan los marroquíes) y Vicente, da una clase de “salsa” para todos los que se quieran apuntar, así, entre risas y un poco de baile, se nos ha pasado la velada.
Para el día siguiente hay varias alternativas para llegar a las dunas de Merzouga, los tres grupos que llevan niños hacen la ruta un poco más rápida y con más tramo por asfalto porque es necesario que los niños estén a buena hora en el hotel para hacer sus actividades.
Mientras que el grupo de Lucas y el nuestro tenemos una alternativa para ir por una pista, que luego se reunirá con la ruta general. Se trata del paso Bougafer, verdaderamente espectacular, que transcurre por un terreno montañoso con un firme muy variado y unos paisajes que son realmente impresionantes… y que culmina en unas montañas que toman el color verde del mineral que las cubre.
Nos detenemos para solucionar un pinchazo doble cuando nos damos cuenta de que el coche de Fernando y Carmen está echando mucho humo blanco… y eso no pinta nada bien. Se va rellenando varias veces de aceite, pero al final lo pierde en poco tiempo, por lo que no queda más remedio que remolcarlo hasta llegar al asfalto y desde allí a la gasolinera de Alnif, donde aprovechamos para comer mientras que esperamos que llegue la grúa. Se le ha roto el turbo y no queda más remedio que gestionar la repatriación en grúa hasta España. Sólo al coche, porque Fernando y Carmen van a seguir acompañándonos viajando en nuestros coches, ya que tenemos bastantes huecos entre todos y no va a haber problema en que continúen el viaje.
Luis Garrote y Mercedes acompañan a Fernando y Carmen hasta Erfoud, donde van a llevar el coche a un taller en donde le recogerá la grúa que lo lleve el viernes hasta Nador. El resto seguimos por pista, ya un poco retrasados con respecto a los otros grupos. En esta ocasión la pista es bastante más rápida y discurre en medio de grandes hamadas, parece mentira que en tan pocos kilómetros haya cambiado tanto el paisaje. Pero antes de llegar al asfalto tenemos otro “pinchazo”, que se soluciona cambiando la rueda, y sin más problemas conseguimos llegar a la carretera antes de que empiece a anochecer.
Lo único que nos vamos a perder es el atardecer en la montaña de la Momia, lugar con unas vistas espectaculares, llamado así porque es el escenario natural donde se rodaron varias escenas de la película del mismo nombre. Hoy no hemos conseguido llegar con buena luz, pero tendremos la oportunidad de visitarlo el jueves.
Se nos ha hecho de noche cuando llegamos a la kasbah Tombuctou, lugar con un encanto especial, situado en el mismo pie de las dunas de Erg Chebbi.
Afortunadamente todos los niños han llegado al hotel a buena hora de la tarde y han podido darse una vuelta en dromedario por las dunas….. juegos, la cena y más juegos con los monitores.
Para el siguiente día, ya estamos a martes, está previsto que la expedición al completo llegue hasta Taouz, donde los chicos y chicas de Afflelou van a preparar todo su equipo para poder graduar la vista a los niños y también a los adultos marroquíes. Es el segundo año que la fundación Alain Afflelou traslada a la zona a personal optometrista, así como el material óptico necesario para graduar la vista y confeccionar las gafas. Les dejamos instalados en un albergue de Taouz donde en los próximos tres días van a dedicarse a la importante labor que les ha llevado hasta Marruecos.
A partir de entonces y por pista nos vamos a dirigir a cumplir uno de los objetivos principales del viaje de esta edición del Desierto de los Niños, la inauguración de las placas solares en Ouzina, una aldea en medio del desierto donde no llega la carretera y ni siquiera la luz eléctrica. La Asociación Desierto de los Niños ha tenido como tarea principal para este año la instalación de placas solares en el local de la Asociación de Ouzina, en la escuela y en la casa del profesor.
Es allí donde se produce uno de los momentos más emotivos del viaje, Ibrahim, el presidente de la Asociación, nos lee un discurso de agradecimiento que hace que a muchos de nosotros se nos salten las lágrimas, pues hace unos años se llevaron dos ordenadores para uso del profesor de la escuela, pero que no se habían podido utilizar hasta ahora porque no disponían de electricidad.
Tras el discurso de Ibrahim nuestros niños, junto a sus padres y los niños de Ouzina, van a plantar árboles alrededor del patio de la escuela, que servirán como testimonio de la unión entre todos los niños.
Una vez terminados los actos de confraternización en Ouzina nos dirigimos hacia las dunas y así tomar el primer contacto con ellas, ya que para muchos de los integrantes de la travesía ésta será la primera vez que circulen por dunas.
Entre duna y duna se pasa el rato sin pensar y hasta sucede algo realmente insólito…. comienza a llover de forma realmente importante. Quién nos iba a decir que iba a llover tanto en medio de las dunas.
Aprovechamos para comer en el albergue de Ouzina y luego, por pista nos dirigiremos hasta el interior de otro campo de dunas, el Erg Chebbi, donde nos han preparado un campamento de khaimas donde pasaremos la noche. El campamento es realmente espectacular, se trata de khaimas para dos o cuatro personas, que además de camas perfectamente vestidas también tienen en su interior lavabo, inodoro y hasta una ducha.
Nos llega la hora de cenar y lo hacemos en una gran khaima que sirve de restaurante, en donde nos han preparado una cena tipo bufet. Es durante la cena cuando comienza a llover y lo hace de una forma realmente intensa. En algunas de la khaimas parece que ha traspasado el agua y la organización ofrece una alternativa para aquellos que no quieran quedarse en el campamento, a los que se les trasladará a hoteles cercanos donde pasar la noche a cubierto.
A la mañana siguiente nos reunimos todos en el aparcamiento del Tombuctou, donde cada uno de los grupos, de forma independiente, dedicará el resto del día a internarse dentro de las dunas de Erg Chebbi.
Nuestro grupo va traspasando muy bien los primeros cordones de dunas, cuando uno de nuestros coches tiene un problema mecánico bastante importante y no nos queda más remedio que sacarle de las dunas remolcándolo con una eslinga.
Al final se consigue estar en el hotel antes de la hora de la comida, por lo que tenemos toda la tarde para volver a “dunear” un rato. Además es la tarde en la que se organiza la gymkana familiar, que se trata de varias pruebas de habilidad en las que los participantes son los niños, que forman equipos junto con su padre o su madre. Es una actividad que a todos los niños les gusta mucho porque les permite compartir juegos con sus padres y con sus nuevos amigos.
Entre prueba y prueba de gymkana se nos ha pasado la tarde y es después de la cena cuando nos reunimos todos para ver al grupo de monitores en la actuación del Mago Paco, prevista para la noche de ayer, pero que se tuvo que suspender debido a la lluvia. Es una historia muy divertida en la que los niños se lo pasan realmente bien…., pero no sólo los niños, los mayores también nos reímos mucho.
Pues ya estamos a jueves y llega nuestro último día en el desierto. El plan es un poco libre, hay grupos que se han quedado con las ganas de hacer más dunas y van a aprovechar la mañana para jugar en las dunas un ratito, mientras que otros se dirigen por pista directamente hasta Erfoud, donde hay alternativa de comer en alguno de los restaurantes del pueblo.
Nuestro grupo sale un poco tarde de Merzouga debido a un problema surgido en uno de los coches que Vicente soluciona dentro de las dunas, pero que nos retrasa un poco la salida, por lo que un poco más tarde de lo previsto empezamos a hacer la pista, que nos va a llevar a pie de la “momia”.
Cuando llegamos a la momia hay bastantes coches, pero nosotros nos alejamos un poco y ascendemos hasta la zona más alta donde instalamos nuestro comedor privado en un marco realmente incomparable.
Después de la comida levantamos el campamento y por una pista muy bonita, en la que nos encontramos muchos tramos de barro, llegamos hasta Erfoud, donde paramos un rato para darnos una vuelta por el mercado para hacer las últimas compras.
Cuando llegamos al hotel Xaluca nos encontramos con que muchos de los padres han aprovechado bien la tarde bañándose en su piscina climatizada o disfrutando del spa, mientras que los niños han tenido talleres de pintacaras, globoflexia, magia… y entre todos ha hecho un mural que más tarde decoró el escenario de la fiesta de despedida, y como último juego, el mamut, el que más les divierte.
Seguramente a estas alturas la mayoría de los niños ya tienen completados sus álbumes de cromos del viaje, que se repartieron el primer día y cada mañana se les daban nuevos sobres de cromos para que fueran pegándolos en sus álbumes. El intercambio de los cromos fue la primera forma de relacionarse con otros niños de su mismo o de distinto grupo para cambiar los cromos “repes”.
Nos llega ya la hora de la cena de despedida, donde también celebramos los cumpleaños de tres de nosotros, Vicente, Luis Garrote y su hija Candela, que cumplen años el mismo día.
Después de la cena, actuación por parte de los monitores y también de los grupos que llevaban niños, que tienen preparados una actuación para el fin de fiesta. Al grupo de Lucas Cruz se le da el diploma de “los tortuguitas”, porque, como no tenían prisa para llegar a las actividades de los niños, eran los últimos en llegar y a nuestro grupo nos dan el diploma de los más “averiados”, porque fue en nuestro grupo donde se produjeron más problemas mecánicos.
Después de la fiesta de despedida les llega el turno de diversión a los jovencitos, que ya han hecho pandilla y se lo pasan de miedo bailando en la discoteca del hotel.
La ruta del viernes discurre toda por carretera…. Nos esperan bastantes kilómetros hasta llegar a Nador, donde está previsto que embarquemos por la noche y a primera hora de la mañana del sábado 7 de abril desembarquemos en Almeria.
Como en todas las anteriores ediciones llega el duro momento de la despedida, niños y grandes nos despedimos de nuestros nuevos amigos y esperamos vernos muy pronto…..y si no nos vemos antes será en la próxima edición del Desierto de los Niños 2013.
Inicio |