Texto: Pablo de Tena, 13 años
EL DESIERTO DE LOS NIÑOS, DIEZ AÑOS DE SOLIDARIDAD DIVERTIDA
Ya es el décimo año que esta asociación cumple su objetivo de ayudar a los niños más desfavorecidos del desierto marroquí, que viven en una de las zonas más pobre y subdesarrolladas del mundo.
A veces no nos damos cuenta, sobre todo en los países del norte, de las riquezas que poseemos en comparación con los países del sur. Eso lo podíamos ver en las localidades que recorríamos en esta ruta.
Este es mi segundo año, y cada vez que regreso a casa me siento más afortunado de poder tener una tele, una casa, agua potable y comida. Por eso me siento contento al ver cómo los niños del desierto se ponen alegres cuando llegamos cada año, y viven esperando que llegue la caravana de El Desierto de los niños.
A veces me sentía un poco, por así llamarlo, borde y mal conmigo mismo al tener que decir ‘no’ a muchos niños que se acercaban al coche a pedir cosas, pero no podíamos parar a cada momento, y ya repartíamos el material en las aldeas.
El año pasado estuve un par de días mal por algo que comí o bebí, pero este año todo ha sido perfecto, aunque las comidas me sigue pareciendo que están muy especiadas para mí. Este año estaba deseando repetir un paseo en quad por las dunas cerca del hotel Xaluca, que para mí es también una de las mejores cosas del viaje. A pesar de que mi padre nos dijo que no hiciéramos tonterías, él fue quien se cayó del quad a toda velocidad, dando brincos y vueltas de campana, pero de milagro está a salvo y sin un rasguño… menos mal que llevaba casco.
Lo que tengo claro es que en este viaje se aprende mucho de una cosa de la que también España necesita, SOLIDARIDAD.
Pablo de Tena
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