Bonito fin de semana por las tierras norteñas de Palencia, con 2 días de ruta y paisajes preciosos y muy diferentes.

El lugar elegido, en esta ocasión, para el alojamiento fue la lujosa posada rural del convento de Santa María de Mave, lugar con un encanto especial .... lugar como para repetir en otra ocasión!!!

(Visita la posada rural en http://www.elconventodemave.com/)

El viernes 11 nos reunimos todos los participantes para la cena, en el convento. Después de la misma, algunos dimos un paseo nocturno a pie, por los alrededores.

El sábado, después del desayuno y 'briefing' nos ponemos en marcha hacia Aguilar de Campoo, donde tomamos ya caminos que nos llevan a Cervera de Pisuerga, donde aprovechamos para hacer una parada en una de sus calles con soportales.

Después un enlace por carretera hasta Resoba y de aquí, ya por pista, nos dirigimos hacia el valle de Pineda, con la idea de llegar al pie del Curavacas. Los días anteriores había estado lloviendo y pronto pudimos contemplar las consecuencias: el río Carrión venía muy crecido y con mucha corriente, lo que hacía imposible su vadeo, por lo que tuvimos que improvisar un lugar para la comida, que resultó ser muy bonito, con unas vistas únicas del valle y del río.

De regreso, vamos hasta Vidrieras y Triollo y luego salimos del valle por el mismo sitio, hasta Resoba, con paisajes preciosos al atardecer.

De vuelta al convento, unos decidieron pasear un rato por Aguilar y después un descanso y la cena. A los postres, tuvimos proyección de fotos que habíamos hecho durante la jornada.

El domingo la ruta planeada era mucho más corta, con mezcla de paseos a pie. El lugar elegido para la mañana era las Tuerces, a las que llegamos, después de visitar una ermita en ruinas, por pista y visitamos a pie. Después, otra visita, en esta ocasión a una cueva y por último acabamos en Olleros, donde visitamos su ermita y comimos en el campo, afortunadamente sin lluvia, aunque amenazaba desde hacía un buen rato.

Después de la comida algunos emprendieron camino a casa y otros seguían ruta hasta el atardecer.

El entorno, los paisajes, las rutas, el convento hacen una buena mezcla para que este sea un destino que repitamos en otra ocasión el próximo año.

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