CRÓNICA
Una vez más celebramos la llegada del nuevo año en el incomparable marco de las dunas del Erg Chebbi, y una vez más fue una Nochevieja entrañable, inolvidable y diferente para Pepa, Luis, Enrique. Sonia, Mª Jesús, Malú, Víctor, Alex, Sandra, Juan carlos, Concha, Erasmo, Sofía, Inma, Mar y Fede.

Ya nos estamos acostumbrando a pasar los últimos días del año que se va y a recibir el nuevo en tierras de ese país maravillosos que es Marruecos, consiguiendo, además, que un grupo de personas que no se conocen pasen estas fiestas de forma unida, desenfadada y sobre todo diferente a lo habitual. Por supuesto que la próxima Nochevieja repetimos.

La crónica de esta edición de Nochevieja 2003 la ha realizado Sandra Pérez, una persona que antes de este viaje nunca había hecho todoterreno. Sandra nos escribió un email diciendo que ella y una amiga suya, Malú, querían venir al viaje, pero no tenían 4x4. Coincidió que Víctor se había apuntado sólo, así les pusimos en contacto y llegaron al acuerdo de hacer el vieja los 3 en el coche de Víctor.
Lo siguiente es la crónica íntegra de Sandra:

CRÓNICA DEL SAHARA

 Todo comienza con el recuerdo de una cita de Tagore: “Si lloras porque has perdido el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas”, o lo que es lo mismo , con la cancelación, por falta de participantes del viaje que tenía programado al Mar Rojo.
 Lo cierto es que desde la primavera del 2003 ya tenía muchísimos deseos de conocer el Sahara, pero no quería hacer este viaje con una agencia al uso, de manera que acudí al maravilloso mundo de internet y allí encontré a Raidaventura4x4.com, que han sido en el desierto los mejores anfitriones que una hubiera podido desear. Como les decía a la vuelta, este no era el viaje que yo quería hacer, porque no sabía que existía,...
El caso es que cuando hice mi preinscripción, al ver en la web el programa del viaje, me llamó la atención la de kms diarios que estaban previstos, pero no sospeché que tras ello se ocultaba un mundo para mí totalmente desconocido: el del 4x4. Para mí eran unos coches “mazacotes”, estupendos para ir al Carrefour, y ruego que los aficionados me puedan disculpar, no tenía ni idea de la existencia de la reductora.
 Días antes de partir hacia nuestra aventura Federico ( en compañía de su mujer, Inma, nuestro partenaire en el Sahara) nos remitió un correo electrónico con la ruta y los waypoints, para quien le fuera de utilidad. Todavía estoy intentando abrir eso de los guaypoints, qué cosa tan rara,... Poco pudieron reir el resto de componentes de la expedición.
 El día 27 de Diciembre, al caer la noche ya estabamos todos en Algeciras, para coger el Ferry de la mañana siguiente. Bueno, todos menos Luis y Sofía que dieron la vuelta para Madrid, porque habían olvidado sus pasaportes. Cenamos juntos y, creo que todos lo compartireis conmigo, el grupo ya estaba formado desde ese primer contacto.
 Cuando decidí hacer este viaje, una de mis mayores preocupaciones era la compañía, en el sentido de encontrar a personas especiales para compartir estas vivencias, y ahora no hago sino felicitarme por la suerte de nuestro encuentro. Os añoro a todos, no puedo elegir a nadie, me quedo con todos.
El día 28 llegamos a Ceuta y de allí pusimos rumbo a Marruecos, pasamos la frontera sin mayor complicación, y aprovechamos para cambiar la moneda, creo que un cálculo aproximado podrís ser 10 dirham 1 euro. Yo no me enteraba del todo bien, y además tenía  a mi amiga Malú que siempre regateaba al alza. De todas formas, en este viaje me he dado cuenta del valor tan relativo del dinero, ni te acuerdas de él.
 Para ir abriendo boca, el primer día visitamos Fez, su Medina es todo un acontecimiento, un entramado de sensaciones, olores, colores, personajes, calma, prisa,...Hay que vivirlo.
 Por fin nos alojamos en Midelt, en una kasbha. Recuerdo que durante la cena Inma nos previno sobre el cambio de horario para que lo tuviéramos en cuenta por si utilizábamos nuestro móvil como despertador, a lo que yo objeté: no me preocupa, porque no tengo cobertura. Sin comentarios. Pues, ni con avisos: quedamos para desayunar a las 6.30 de la mañana y Mª Luisa y yo aparecimos a las 5.30. Qué rica fue esa siesta matutina a la espera del desayuno,...
Bueno también el primer día descubrimos el mundo de la emisora, lo que es un reporte, llevar copia. Debo confesar que al principio me resultó estresante, pero luego era algo así como: a mí no hay quién me lo quite. Y ahí estaba FEDE animando: muy bien reportado!
 Si no recuerdo mal, porque me cuesta situar los acontecimientos, el día 29 dormimos en el maravilloso Hotel Xaluca, donde se nota la mano catalana, con todas las comodidades  posibles al alcance del viajero, pero tienen más sabor los albergues que nos acogerán el resto del viaje, por más que echara de menos una duchita caliente, que alguno sí tuvieron, era una cuestión de suerte.
 Debo decir que me ha sorprendido la cocina marroquí, sabiamente especiada, los zumos y las tortitas del desayuno, y cómo no: su té, símbolo de recibimiento, de alegría porque has llegado hasta allí, pese a que seas un desconocido; mucho tendríamos que aprender de ellos en este aspecto.
Los días 30, 31 y 1, los pasamos en Erg Chebbi, en las maravillosas Dunas, allí tuvimos nuestra celebración particular para despedir el año, con uvas y unos campaneros estupendos, nunca antes había logrado conversar al tiempo que tomaba las uvas. Aprendimos la danza Bereber y disfrutamos todos, propios y extraños.
 En cuanto a la conducción, qué puede contar una persona totalmente profana,...Yo pensaba que para navegar era indispensable el agua, que los rios también necesitaban agua para su existencia, y este viaje me ha enseñado que todo es posible: que navegar a las doce, no tiene nada que ver con esa facilidad que tienen los del 4x4 para vislumbrar la hora solar, que en lugar de echar el ancla, se echa un hombre al agua, y se puede volver por donde has venido haciendo un “trac”( ni siquiera sé cómo se escribe). Pero, amigos, yo también os he enseñado algo: o acaso os habeis olvidado de la utilidad que tiene un “walki”, no como medio de intercomunicarse, sino como instrumento para hacer señales manuales, que el piloto puede fácilmente comprender, simplemente bajando la ventanilla.
 En suma, múltiples renglones podrían salir todavía, pero como nuestro viaje: un día se acaba y hay que iniciar el regreso. Y nosotros no lo pudimos culminar mejor: Con la visita a Volúbilis, y el encuentro en Algeciras con los del Dakar. Fue realmente un broche de oro. No tienes ni idea de lo que es un diferencial, y acabas un día boquiabierta viendo los coches que compiten en la prueba reina. Qué afortunada que soy, todavía me felicito por lo vivido. Gracias Inma, gracias Fede. Para cuándo el curso de conducción y navegación.

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