Expedición Akakus, Libia 2010

Texto y fotos: Federico Granda (Raid Aventura)

 

Para Raid Aventura, Libia era un destino que no teníamos en nuestro programa. Nos parecía que estaba lejos y que no era cómodo llegar allí. Preferíamos destinos al sur de Marruecos para nuestras travesías de más de una semana de duración … pero los últimos acontecimientos ocurridos en Mauritania nos han hecho recapacitar, y, en noviembre de 2010 organizamos, junto a Rutas y Travesías, nuestra primera travesía a Libia.   Después de regresar de nuestra primera expedición a Libia, mi sentimiento es que hemos perdido el tiempo, que este destino debe estar en nuestros calendarios y que todo el tiempo que tardas en llegar hasta allí, se te olvida cuando disfrutas de las maravillas que te ofrece el país.   Si a uno le gusta la conducción en arena y las dunas, Libia es el lugar, sin duda!!!. Kilómetros y klómetros  atravesando cordones de dunas y circulando por grandes hammadas de arena. Desinflas los neumáticos a la presión de dunas y por unos días te olvidas de volverlos a inflar. Desierto en su estado puro, donde no ves más que arena allá donde la vista pueda alcanzar.

Pincha en la imagen para ver el mapa empliado

 

Y luego uno entra en al Akakus, y parece que estás en otro mundo. Las montañas con sus formas caprichosas, los cañones angostos, las pinturas rupestres, el gran arco … en fin, una auténtica maravilla, y uno se siente privilegiado por poder disfrutar de estos paisajes. El Akakus es, sin duda, uno de los parajes más bellos de Libia, declarado patrimonio de la Humanidad.

 

Y no podemos dejar de mencionar los lagos en medio del desierto, rodeados de grandes dunas y con innumerables palmeras alrededor de sus aguas saladas. Uno no se cree que puedan existir sitios así hasta que no los ve.

 

La travesía por Libia tiene una gran componente de aventura. Hay mucho desierto, por lo que el alojamiento tiene que ser en acampada y, cuando llegamos a algún pueblo del sur, no hay hoteles y tenemos que alojarnos en campings (eso sí, con habitaciones con camas y duchas comunitarias!!).

 

Las distancias son muy grandes, por lo que hay que llevar combustible suficiente para 800 km sin repostar. Además hay que ir equipado con ciertos repuestos para nuestro coche y de personal con conocimientos de mecánica.

 

Para llegar a Libia, hay que desplazarse a Marsella  y allí coger un barco hacia Túnez. El barco sale 2 veces por semana. Nosotros embarcamos un sábado, y llegamos a Túnez 22 horas después, es decir el domingo por la mañana. Después de los trámites aduaneros, nos desplazamos hasta Zarzis, situado a unos 80 km de la frontera con Libia, donde nos alojamos.

 

A la mañana siguiente, después de un buen madrugón, estamos ya en la frontera con Libia, donde hacemos, armados de mucha paciencia, los trámites para salir de Túnez y entrar en Libia, incluida la matriculación temporal de los vehículos.

 

Todas las gestiones de matriculación de los coches, visados y traducción al árabe de la lista de participantes, nos la hace una agencia local, con la que contactamos previamente al viaje. Incluso antes de entrar en Libia ya tuvimos que usar el listado de participantes en árabe.

 

Ya en terreno libio, nos llevamos la primera sorpresa grata cuando tenemos que pagar en la gasolinera el primer reportaje … haces el cambio a euros y no acabas de creerlo … casi 200 litros de gasoil por menos de 20 euros.

 

En Libia es obligatorio que nos acompañe un guía y un policía turístico, durante todo el tiempo que dure nuestra estancia. Hay 2 formas para hacer este acompañamiento, que ellos se acoplen en algún coche de la expedición o que lleven su propio vehículo. Esta última fue la opción que adoptamos.

 

Toda la ruta la llevábamos preparada con waypoints para los gps’s, por lo que el guía no iba abriendo, sino que lo hacían los participantes y Mohamed (el guía) y Ahmed (el policía turístico) iban metidos dentro del grupo.

 

El largo día lo acabamos en nuestra primera acampada, cerca de Derj, después de haber bajado hacia el sur más de 500 km de carretera.

 

Después de unos 200 km ya fuera de asfalto, con grandes hammadas, llegamos a las dunas, a la entrada al erg Abwari. A partir de aquí ya todo es arena, cordones de dunas que vamos atravesando y grandes llanuras con arena, mezcla que nos permite mantener un ritmo aceptable.

 

 

A la mañana siguiente nos adentramos en el Akakus, continuación de la meseta del Tasili. Pudimos admirar varias pinturas rupestres, pintadas en paredes de rocas a las que se accedía fácilmente desde la pista, así como esas formaciones rocosas de múltiples formas y los arcos naturales, destacando, por supuesto, el gran arco.

 

Cuando uno ve fotos del gran arco, se hace una composición de cómo puedes ser, pero cuando lo ves directamente y estás allí, la idea previa se desvanece. Es impresionante e indescriptible estar debajo de esa gran mole de piedra. Hay que estar allí para sentirlo!!!

 

Acampamos en el Akakus, con un atardecer precioso, con el sol entre las rocas. Al día siguiente salimos por una hammada interminable de arena hacia la carretera que nos llevaría a Abwari y Takarkivah, donde volvimos a alojarnos en un camping, también con habitaciones y duchas, situado justo a pie de dunas, del erg Abwari.

 

A la mañana siguiente, nos adentramos de nuevo en el Abwari, esta vez de sur a norte, para dirigirnos hacia los lagos. El primero que nos encontramos estaba seco (ya lleva así algún tiempo), quedando las palmeras a su alrededor. Los siguientes sí tenían agua … era un contraste único, grandes dunas y concentraciones de agua, con sus palmeras alrededor… increíble!!!.

 

El último, el lago Mandara, el más grande de todos, sorprendía por su gran tamaño. Este lago está justo al pié de una gran duna, rodeado como todos de palmeras, y en una de sus orillas hay unas ruinas de una antigua población … en fin, uno de esos sitios que realmente no te lo crees hasta que no estás allí.

 

Tras pasar por bajadas impresionantes,  por más cordones de dunas y hammadas de arena, de nuevo acampada en las dunas y, al día siguiente, continuamos hasta la carretera de Dirj-Brack, donde repostamos y seguimos hasta Idri, para meternos de nuevo en las dunas del Abwari, en esta ocasión de este a oeste.

 

 

Acampamos, aprovechando la arena, a la salida del erg …. era el final de las dunas  … parecía mentira, pero esto se acababa …. en el grupo había un sentir agridulce, por una aparte por lo mucho que habíamos disfrutado en la arena todos los día santeriores y, por otra,  porque, inevitablemente, se había acabado. Estuvimos un buen rato sentados y charlando, sin aprovechar la luz del sol que aún quedaba para montar el campamento (cosa que hacíamos siempre).

 

Al día siguiente comienza el regreso!!!. Después de unos km de hammada con arena, pista hasta Derj, donde llegamos para comernos unos buenos bocadillos al lado de la gasolinera. Aquí se despidió nuestro guía Mohamed, que regresaba por pista hasta el pueblo de Abwari.

 

Después carretera hasta las cercanías de Nalut, donde montamos nuestro último campamento.

 

El último día en Libia lo pasamos visitando las ruinas romanas de Sabratha, por la mañana, y luego dirigirnos a la frontera y hacer los trámites aduaneros de salida de Libia y entrada en Túnez.  Aquí nos alojamos de nuevo en Zarzis.

 

El día siguiente era casi de descanso, pues teníamos que desplazarnos a Hammamet por carretera y autopista, donde nos alojaríamos, para salir el día siguiente y embarcar el domingo en Túnez destino a Marsella, donde llegaríamos el lunes a primera hora de la tarde.

 

Según escribía esta crónica he sentido cómo se me quedaban muchas cosas, muchas sensaciones, muchas vivencias en el tintero, pero tampoco quiero extenderme mucho más y he pretendido hacer un pequeño resumen de nuestro primer viaje, con un grupo maravilloso constituido por 17 personas y 9 coches.

 

 

Como comentaba al principio, Libia estará en nuestro calendario de travesías (quizás 2 al año), y en sucesivas crónicas iremos contando más sobre este desconocido, seguro y maravilloso país, que recomendamos desde Raid Aventura.