3ª AVENTURA EN MARCHA y
CLUB TOYOTA KOBE 4X4
Ruta por Galicia (Costa da Morte)
29 y 30 de junio y 1 de julio de 2007
Crónica íntegra de Susana y Emilio (participantes con su KDJ 120)
Llevábamos tiempo con ganas de “rutear” por Galicia, así que cuando KOBE organizó la Ruta por Costa da Morte no nos lo pensamos, aunque la verdad es que no nos cuesta mucho decidirnos a disfrutar del 4 x 4 en compañía de buenos amigos.
Las predicciones meteorológicas anunciaban lluvia, así que metimos las botas de agua en una bolsa con la esperanza de no calzarlas muchas veces.
Como no nos apetecía estresarnos, nos tomamos el viernes libre y emprendimos ruta hacia el oeste a eso de las 11.00 h. Durante el camino nos encontramos con Federico e Inmaculada, que, por lo que se ve, también les apetecía tomárselo con calma.
Llegamos al Hotel Monte Blanco, en Neaño, Cabana de Bergatiños (La Coruña) sobre las 18.00 h, por cierto, buena gente y pendiente de todos nosotros durante la estancia. Nos fuimos a tomar algo y a caminar por el paseo marítimo para hacer tiempo hasta la hora de la cena, donde nos reuniríamos todos para conocer el plan de ruta del día siguiente.
La cena, en la que degustamos una caldeirada de pescado, discurrió entre charlas animadas y anécdotas de los viajes realizados por unos y otros. Quedamos a desayunar a las 9.00 h del día siguiente para encontrarnos con los guías locales, que nos facilitaron los rutómetros e información turística de la zona.
Salimos a las 10.30 h., y amenazaba lluvia. No fue la típica ruta de empinadas cuestas y trialeras infranqueables, más que conseguir coronar grandes rampas y salvar fuertes desniveles, la principal dificultad era conseguir meter el coche en el camino, me explico, había momentos en que mi KDJ 120 tenía dificultades para apoyar las cuatro ruedas en un suelo visible. Los RAV 4 que nos acompañaban se movían a las mil maravillas por estos estrechos caminos, sólo cuando el camino estaba algo roto pasaban dificultades llegando en pocas ocasiones a tomar alternativas a la ruta planteada.
Pasamos por la Pedra da Serpe, símbolo celta que, según nos indicaron, data del año 2000 a. de Cristo y paramos para vistas panorámicas de diferentes playas. La ruta transcurrió sin ningún incidente importante, salvo nuestro reventón de rueda con una piedra y la limpieza de árboles caídos en un tramo del camino.
Nos reagrupamos para comer junto a un río donde nos obsequiaron con una espléndida comida campestre a base de empanadas y tortillas, y un buen postre de dulces con café incluido, todo un lujo.
Por la tarde más de lo mismo, con mucha vegetación, oliendo a eucalipto y pasando entre sembrados, con dos paradas: una para visitar un castro celta y otra para hacernos una foto de grupo en una playa
Durante la cena se habló de las incidencias del día, en el que nos respetó la lluvia, y nos reímos un rato comentando las excelencias, y alguna que otra anécdota, del último gran invento del hombre blanco: el AIR JACK, el súper gato neumático. La velada de noche transcurrió a cargo de Federico, que con su portátil nos embelesó con unas cuantas fotografías africanas y donde probamos la famosa ginebra azul de Carlos.
La ruta del domingo se planteaba por el interior, con bastante barro y algunos vadeos. Efectivamente, no nos defraudó, hubo 
agua, barro, atascos, desatascos y mucha vegetación, aquello parecía un Rain Forest made in Galicia (exagerando un poco), y si no que se lo pregunten a José Antonio propietario de un precioso Range Rover que quedó engullido por el barro y con el agua invadiendo el interior del vehiculo, hubo que sacarlo con tractor. Habida cuenta de la extrema dificultad del camino, iniciamos el retorno, dimos la vuelta y nos dirigimos en busca de la pitanza, anteriormente hicimos un precioso vadeo que hizo las delicias de todos nosotros.
Los RAV, como en el día anterior, dieron la talla aunque en el tramo final tuvieron que tomar una alternativa.
Esto en cuanto a 4 x 4 puro y duro. En el capítulo cultural, destacamos la visita de Las Torres do Allo, una casa museo de antiguos nobles gallegos, así como una parada en una piscina natural.
Comimos, aunque tarde, en una casa rural, muy bien atendidos y con el sabor del café todavía en la boca, tomamos el camino de vuelta al hotel para cargar y salir hacia Madrid.
Susana y Emilio