IV TRAVESÍA KOBE MOTOR

a

MARRUECOS

Del 1 al 9 de Diciembre de 2006

CRÓNICA de JAVIER DEL CASTILLO

 

Por fin, tras un par de años en que diversos problemillas laborales no nos dejaron acudir, esta vez por fin pudimos cuadrar todo para asistir al viaje a Marruecos¡!!. Tras la reunión en Kobe, nos reunimos los miembros del equipo para preparar todo lo necesario en casa de Federico (el nuestro, no el jefe) y Elena. Tras comprobar que Federico se había currado todo lo necesario en cuanto a “PGS”, waypoints, etc. y comprobar que no nos perderíamos (que ilusos ¡!), empezamos con lo más importante: organizar la comida. Que si pasta fresca o fabadita, que si jamón del güeno o paté, que si cava o beafeter… tampoco falto la logística: platos, vasos y demás familia… todo ello gracias a Teresa y Alejandro…

 

Tras terminar lo preparación, fuimos a organizar el minúsculo maletero de nuestro 70, para lo que, taladradora en ristre, llenamos el maletero (y otras cosas) de agujeritos para atornillar tiradores y atarlo todo…!qué bien nos quedó ¡ (o eso pensábamos).

 

Por fin llego el ansiado día, en el que para conseguir llegar a Algeciras a la hora prevista, nos pegamos un madrugón del copón y fuimos viendo como uno tras otro, nos adelantaban todos los coches de la ruta… ¡¡¡nos vengaremos en el desierto!!!...

 

En el puerto de Algeciras empezamos a tomar conciencia del viaje, al “decorar” los coches para la aventura y tras los interminables tramites aduaneros, llegamos al hotel Karia Kabila en Restinga (vaya hotel, casi nos quedamos allí¡!).

 

 

 

 

Al día siguiente, tras el primer “griffing” y una interminable etapa asfaltada, de repente un pueblo suizo (Ifrane), un bosque de cedros y monos, unas im-presionantes vistas del Atlas (a algunos incluso les nevó)…, llegamos a Er Rachidia. Alarmados por el olor a gasóleo en nuestro coche, descubrimos el efecto secundario de los agujeritos del maletero!!! además de permitir atar perfectamente el equipaje, nos “permitían” ir tirando el gasóleo sobrante e inundar todo el coche de un insoportable olorcillo a gasolinera … Tras consultar con Fede, decidimos tratar de aguantar hasta Zagora, donde “Mohamed el gordito” nos arreglaría el desaguisado… eso sí, Fede prometió no decir una palabra del tema, pero como todos sabéis, no cumplió su promesa… Luis, me tienes que explicar como has conseguido instalar esos “gachetocajones” en el maletero del 100 sin cargarte nada

 

En el segundo “griffing” empezaron los problemas: hala, un par de waypoints y a correr!!!…  Empezamos a ponernos nerviosos porque, excepto Federico (el nuestro) no teníamos ni idea de lo que nos esperaba ¡!... Eso sí, nosotros en Aventura… nada de seguir la ruta… si, si ¡!…que si vamos por aquí o por allí, que si qué punto es este, que si esto es un río o una montaña, … después de un rato tratando de ubicar los puntos mediante escuadra y cartabón, Federico tiró de “tesnología” y con el portátil nos organizó la etapa en un periquete. Por fin, tras más de 1.200 km. desde casita pisamos tierra y en el primer cruce de pistas nos confundimos… coño!!, estaba sin señalizar. Rápidamente, gracias a las indicaciones de Federico por la emisora, volvimos al camino correcto y poco a poco fuimos habituándonos a la nueva situación… y poco a poco nos fuimos enganchando al desierto… Tras un par de paradas para admirar el paisaje, vadear el primer oued, hacer fotos al primer rebaño de dromedarios, (hombre ¡!, dromedarios, qué nombre mas güay pal grupo…), llegamos a un impresionante cortado que nos permitía divisar, allí a lo lejos, el famoso “oasis de los huevos fritos”, nuestro siguiente destino. Sí, sí, pero a ver por dónde coño bajamos estos cortados!!… Tras rodearlos escrupulosamente, descubrimos que no había más paso que el previsto por la organización, (eso sí, intentarlo lo intentamos concienzudamente).

 

Coincidimos con un grupo de moteros con el mismo destino que nosotros, así que… nueva estrategia…¡a seguirlos!… Una vez en el oasis, ¡¡¡que pasada de oasis!!!, la primera comida campestre… sacamos el camping gas y preparamos una super-fabada asturiana + bocatas de jamón ibérico (gracias a la madre de Elena, qué ricos sabían en el desierto ¡!!)… y café bombón, todo un lujo asiático…

 

Por la tarde, tras pisar tímidamente las primeras dunas, llegamos al hotel Tombouctou en Merzouga, ¡¡que maravilla!!, aunque antes de disfrutarlo, la primera lección del desierto: a limpiar el filtro de aire. Tras el mantenimiento del coche, el nuestro con una reparadora ducha y a disfrutar del fin de etapa: cenita, gin-tonics y a descansar

 

 

 

 

 

 

Al día siguiente: lección de dunas. Después de una mini-clase, nos emocionamos creyendo que ya lo teníamos dominado ¡!! Tras empanzarnos en todas ellas, decidimos, como no, pasar de seguir a Fede y tratar de seguir nuestro camino. Así conseguimos nuestro record ¡!!, ni un solo waypoint pisado ¡!!. Eso sí, un sendero de dromedarios nos abrió el camino… (está decidido: nos llamaremos los dromedarios). E igual que nos lo abrió, nos lo cerró, al desaparecer las huellas y aparecer las cagadas… caímos en una olla de la que casi no salimos ¡!!. Entonces decidimos cambiar el nombre por el definitivo: LA CAGADA DEL DROMEDARIO…mucho más apropiado… Tras una inclinada lateral que nos acojonó por hacer caso a Inma (si el coche quiere ir pa’bajo hay que tratar de llevarle pa’rriba) y de ver un impresionante vuelco de un 80 de la “Sahara Aventura”, decidimos sacar la manta jordana de Elena y …unas cervecitas pa tranquilizarnos. Después de comer pusimos rumbo directo al hotel, así que no pisamos ni un waypoint ¡!.. Pese al día que tuvimos, nos enamoramos de las dunas!!!… ya queremos volver!!!... eso sí, en mobilette, que los moritos llegan a todos lados sin empanzarse...

 

 

En el hotel Kasbah Erg-Chebbi disfrutamos de la mejor comida del viaje gracias a la mujer de Zaid, que nos deleito con unos maravillosos tajines de cordero y de pollo.

 

Como la siguiente etapa nos daba miedo digo respeto, tardamos en prepararla aprendiendo del día anterior, para evitar despistes… por lo que salimos los últimos del hotel, pero claro, como íbamos bien preparados, en Taouz nos metimos en un cuartel militar. Tas tratar de cortar por un complicado paso en el que se quedaron clavados en un oued de barro unos cuantos coches… (aunque Meteorito sí pasó) utilizamos un nuevo método: el MIC, ¿lo conocéis? ¿lo usasteis?. Así un Morito nos Indicó el Camino (ver fotos de Federico)…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volvimos al pueblo y descubrimos el paso trialero que daba acceso a una impresionante e interminable llanura rodeada de dunas en las que nos internamos un poquito. Después de comer y tras encontraros con Carlos “el ibicenco” averiado y tener un pinchazo en nuestro grupo, se nos echaba la noche encima en los controles militares. Para evitar perdernos decidimos seguir a los Buhitos que nos metieron en una divertida ratonera junto al río, que no salía ni en el mapa ¡!!. Poco después nos sacaron de allí increíblemente y conseguimos llegar a Zagora por fin, tras aprender cómo usan la emisora los profesionales: nada de flechitas ni tira pa’lla... Gracias Buhitos ¡!! Fue el principio de una nueva amistad ¡!.

 

En Zagora, el concesionario de Kobe Motor  (Mohamed el Gordito) nos arregló los agujeritos del depósito (Fran, a ver si aprendes de los precios de Mohamed y de la posibilidad de regatear el precio de las reparaciones ¡!).

 

En la siguiente etapa, después de que Federico hijo se trago el único árbol de todo el recorrido para desesperación de Federico padre, por fin devolvemos el favor a los buhitos invitándoles a un aperitivo en medio de las dunas que terminó con nuestras provisiones de cervezas ¡!! Sacamos de nuevo nuestro camping gas y  disfrutamos de un exquisito plato de pasta fresca. También coincidimos con Meteorito y compañía, que iban mucho más preparados que nosotros y se clavaron una fabada y una botellita de Viña Tondonia… joder como nos cuidamos !!!.

 

Tras visitar Mhamid, su palmeral y su impresionante Kasbah aún viva, meternos en una acequia por admirar el paisaje y empanzarnos en varias dunas, terminamos la etapa y entre gin-tonic y gin-tonic, Nico nos enseñó su im-presionante salto ¡!! ¿lo visteis?.

 

 

 

 

La siguiente etapa, muy arenosa, nos llevó entre dunas al lago Iriki, donde brindamos con Cava catalá (qué buena idea Elena ¡!)… estábamos rodeados de un paisaje impresionante y pudimos poner a tope los coches y descubrir los sustos repentinos que nos daban los saltos … y en uno de estos Nico se quedó ¡!! Vaya equipazo de mecánicos que con ingenio y una radial salieron del paso y de la inmensidad del desierto…

 

Ya se iba acercando el fin del viaje y estábamos ya de subida… la etapa de más kilómetros por carretera, aunque algunos optamos por meternos por la ruta de los caravanas, una pista que se suponía era fácil y no tenía barrancos… menos mal que era fácil ¡!! La verdad es que los paisajes eran impresionantes y los pueblos en los valles con oasis una maravilla… kasbahs antiguas que se integraban en el paisaje y en los colores de la tierra… multitud de niños al pasar por cada pueblo… Los niños nos impresionaron porque no tenían apenas nada e iban descalzos, pero tenían unos ojos superexpresivos y unas sonrisas de oreja a oreja… En fin, la última etapa del Marruecos profundo y ya llegamos a  medio-civilización: llegamos a Marrakech. ¡Qué ciudad más viva ¡!! Lástima no tengamos más tiempo para disfrutarla… bueno, en otro viaje será…

 

 

 

 

 

El viaje tocaba a su fin y antes de la cena hubo la reunión final, con discursitos de Fede y Nico y una edición de premios especiales al mejor bricolagista, al más manitas preparando el coche, a la familia aventurera, al más solidario, al que venía de más lejos…. ¡ vaya sorteo de premios ¡!! Algunos ya tienen plaza asegurada para el próximo viaje, qué suerte ¡!

 

La última etapa de transición por carretera de Marrakech a Algeciras se convirtió en nuestra aventura particular y aunque no forma parte de la ruta propiamente dicha, os diremos que rompimos el buje de la rueda delantera derecha digo izquierda. Estábamos a 15 km de Rabat. Con la rapidez que en el desierto aparecía el de la mobilette, apareció una grúa en la autopista. Pero empezó a complicarse el tema y tras 10 minutos la grúa que nos llevaba al taller se quedo sin gasoil y tuvimos que rellenarla con nuestro jerrican.

 

 

Descubrimos el auténtico tráfico marroquí al viajar 4 veces de Rabat a Casablanca con el mecánico que sólo hablaba árabe, en un 4 latas desvencijado que aprovechaba el rebufo para adelantar, bien por la derecha bien por la izquierda y todavía no sabemos si le funcionaban los frenos porque no los utilizó en todos los viajes ¡!!... Tuvimos que buscar entre los impresionante desguaces de Casablanca (que maravilla para los aficionados: motores, piezas, transmisiones, carrocerías, todos los modelos de coches, camiones, mobilettes, grúas…) las piezas adecuadas y poner en práctica nuestros capacidades en el arte del regateo para comprarlas… Ese día valoramos muchísimo la maravilla de los hoteles de la ruta, al tener que pernoctar en Rabat en un impresentable hostal…no os contamos más por no ser desagradables…


Así, tras alargar la aventura hasta el domingo al no conseguir terminar la reparación a tiempo, conseguimos pisar el último waypoint el domingo a las 21:00 horas y volvimos pa’spaña, por fin ¡!! Vaya cambio ¡!! Autovías con varios carriles y arcén, con líneas bien pintadas, con reflectantes, señales de tráficos y farolas ¡!!...

 

Para terminar esta crónica quiero cumplir con el compromiso adquirido y cantar el grito de guerra de nuestro equipo:
¡¡¡!!OPA …YOVIASEUNCORRAAAA… CON DROMEDARIOOOOOOS, OPA ¡!!

 

 

 

 

 

 

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